Una carta
En primer lugar, agradecer a esta plataforma la posibilidad de poder expresar dos ideas básicas y en torno a ellas intentar contar la historia de mi padre, Pedro Pancorbo Barranco, y de su devoción por Nuestro Padre Jesús.
Desde chiquita, y cuando todavía vivíamos fuera de nuestro pueblo, recuerdo la visita obligada a Mengíbar, durante todas las Semanas Santas y como no, los meses de septiembre, año tras año, pues mi padre, aún sin ser todavía hermano, vivía y nos contagiaba su ilusión por muñir en los Rosarios y cantarle siempre a Nuestro Padre. De hecho, toda la familia ensayábamos durante el camino Jerez-Mengíbar en nuestro Simca 1.200........


 

Recuerdo, siendo ya hermano, y cuando vivíamos en Mengíbar, oírle hacer cálculos de cuando le tocaría ser Hermano Mayor, "me quedan tantos años, ¿cómo estaremos para ese momento?"
Por fin el año pasado tocó, y con la ayuda y colaboración de algunos hermanos y dentro de nuestras posibilidades y limitaciones, vivimos ese momento con la máxima ilusión y entrega.
Es por todo esto por lo que me gustaría expresar estas dos ideas a las que me referí en un principio, esas dos ideas que me llevan a escribir aquí.
A todos los hermanos de Jesús, dos cosas:
Primero, pedir disculpas, en nombre de mi padre, que por circunstancias ajenas a su voluntad no pudo hacer frente a su obligación en un día tan importante, y es que en nuestra Procesión no pudo asistir, ni portar la Insignia como Hermano Saliente.
Aún más, pido disculpas, y ya no tanto en nombre de mi padre, como en el mío propio, pues nos faltó la debida previsión para suplir su puesto.
Y aquí entra la segunda idea que quería expresar, y se refiere a mi gratitud y a la de toda mi familia para con los hermanos de nuestra Cofradía, que con gran compresión ocuparon el puesto de mi padre en la procesión.
Me gustaría por último dar las gracias a un engranaje importantísimo de esta Cofradía, a nuestros Costaleros, los que dan esplendor a Nuestro Padre, los que permiten su paseo y balanceo.
Nunca olvidaré la procesión de hace dos años, cuando pasaron bajo mi balcón y pararon a Jesús, recuerdo a mi madre de rodillas pedir en el Silencio, nunca olvidaré esto, Costaleros.
Y a pesar de haber podido quedar en falta, gracias a Nuestro Padre Jesús, por darme la sensatez para priorizar en el sentido correcto, y por supuesto, gracias por atender a mis súplicas y poder vivir un año más los miembros de mi familia estos momentos.

Fdo:Mª de la Cabeza Pancorbo Gómez